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Un estudio llevado a cabo con 32 millones de adultos de Inglaterra ha mostrado un pequeño aumento en el riesgo de sufrir síndrome de Guillain-Barré y parálisis de Bell, dos condiciones neurológicas, tras recibir la vacuna de AstraZeneca. También de padecer un accidente cerebrovascular tras recibir la de Pfizer. Aun así, según el trabajo, estos efectos secundarios son raros y las probabilidades de sufrirlos son mucho mayores tras la infección por SARS-CoV-2.
Un estudio llevado a cabo con 32 millones de adultos de Inglaterra ha mostrado un pequeño aumento en el riesgo de sufrir síndrome de Guillain-Barré y parálisis de Bell, dos condiciones neurológicas, tras recibir la vacuna de AstraZeneca. También de padecer un accidente cerebrovascular tras recibir la de Pfizer. Aun así, según el trabajo, estos efectos secundarios son raros y las probabilidades de sufrirlos son mucho mayores tras la infección por SARS-CoV-2.
El sistema inmunitario puede atacar ‘por error’ a nuestro sistema nervioso. Esto causa trastornos neurológicos muy poco frecuentes, como el síndrome de Guillain–Barré, que se caracteriza por una debilidad muscular o parálisis a causa de daños en el sistema nervioso periférico. Este trastorno tiene una incidencia global que, según la edad, varía entre uno y siete casos por cada 100.000 habitantes por año. Otro trastorno similar es la parálisis facial de Bell. En otros casos, una respuesta inmunitaria anómala está asociada a la destrucción de plaquetas (púrpura trombocitopénica inmune), la cual puede causar un accidente cerebrovascular.
El estudio analiza la aparición de estos trastornos durante los 28 días después de la administración de la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca (Vaxzevria, ChAdOx1nCoV-19), o de la vacuna de Pfizer (COMIRNATY, BNT162b2). También se valora el riesgo de aparición de estos trastornos tras la infección con el SARS-CoV-2.
El estudio concluye que la vacunación con Vaxzevria aumenta el riesgo de aparición del síndrome de Guillain–Barré y de parálisis facial de Bell, mientras que la vacunación con COMIRNATY aumenta el riesgo de aparición de un accidente cerebrovascular, con una mayor incidencia en mujeres. El estudio no encuentra asociación entre la vacunación y otros trastornos de naturaleza similar, como la miastenia, hemorragia subaracnoidea o meningitis, que sin embargo sí están asociadas a la covid-19.
Una conclusión importante del estudio es que estos trastornos son más frecuentes tras la infección con el virus que tras la vacunación. Así, el riesgo de sufrir un síndrome de Guillain–Barré es cuatro veces mayor si sufrimos una infección con SARS-CoV-2 que tras la primera dosis de Vaxzevria. No obstante, el aumento del riesgo es relativamente bajo, medido como un exceso de casos respecto a lo que se considera normal por cada 10 millones de personas: está entre los 38 casos más para el síndrome de Guillan–Barré (AZ), y los 60 casos más para el accidente cerebrovascular (Pfizer).
Un valor importante del estudio es el empleo una base de datos que incluye a los 32 millones y medio de personas vacunadas en Inglaterra entre diciembre de 2020 y finales de mayo de 2021, junto con los registros de ingresos hospitalarios en este periodo y no se basa en observaciones aisladas (casos clínicos), que pueden dar lugar a sesgos. También se reduce el riesgo de que otros factores de confusión influyan en las conclusiones. Por lo tanto, las correlaciones observadas deberían ser sólidas y consistentes. De hecho, el estudio confirma parte de sus hallazgos en la base de datos nacional de Escocia.
Las conclusiones del estudio pueden servir de base para tomar decisiones sobre cómo actuar en otros países. Permiten valorar mejor el balance entre riesgo y beneficio de estas vacunas y decidir de manera más objetiva una estrategia de vacunación masiva.
La limitación más importante es que solo se estudia la aparición de trastornos tras la primera dosis de vacuna, por lo que no nos aclara si estos riesgos aumentan tras una segunda dosis, lo que sería esperable. Por otro lado, como solo se consideran registros hospitalarios, no se valoran trastornos de menor gravedad o que puedan aparecer en personas con una mala cobertura sanitaria. Por último, no se tiene en consideración la historia clínica, por lo que algunas de las personas podrían haber tenido episodios previos de ciertos trastornos, como la miastenia.