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Un análisis de 602 contactos comunitarios de 471 casos índice de covid-19 indica que la tasa de ataque secundaria (TAS) para contactos domiciliarios expuestos a la variante delta es del 25 % en individuos completamente vacunados, frente al 38 % en individuos sin vacunar.
Un análisis de 602 contactos comunitarios de 471 casos índice de covid-19 indica que la tasa de ataque secundaria (TAS) para contactos domiciliarios expuestos a la variante delta es del 25 % en individuos completamente vacunados, frente al 38 % en individuos sin vacunar.
El artículo intenta explicar cómoy por qué la variante delta se transmite con la eficacia con la que lo hace enpoblaciones con alta cobertura vacunal.
Se trata de un estudio de cohortepoblacional realizado a partir de casos índice de COVID-19 confirmados mediantePCR, con síntomas. Se identificaron sus contactos, con edad mayor de 5 años,notificados dentro de los cinco días siguientes al inicio de síntomas del casoíndice. Se categorizaron en contactos domésticos (en los hogares) y nodomésticos.
Las conclusiones se dirigen endos sentidos: las diferencias en las tasas de ataque secundario (SAR) en losgrupos de contactos domésticos y no domésticos y en función de su estadovacunal, y las cargas virales entre estos grupos y su evolución en el tiempo.
Los resultados son congruentescon lo que se ha publicado con relación a la capacidad de las vacunas deCOVID-19 de impedir o no la transmisión de la infección. El artículo añade unvalor cuantitativo a este resultado en un ámbito concreto como son los hogares,donde la interacción personal es más estrecha y prolongada, lo que tiene clarasimplicaciones en materia de salud pública para el control de la transmisión.
Hay que comentar que el principalfactor de limitación y posible confusor es la edad. Debido probablemente a laestrategia de vacunación del Reino Unido, similar por otra parte a la a la deotros países, es menor la edad de las personas participantes en el estudio de losgrupos no vacunados infectados por la variante delta. Por otra parte, la edad,juega también un papel importante en los picos de carga viral.
Los autores rebaten estalimitación con el argumento de que es poco probable que la tasa de ataquesecundaria más elevada observada en los contactos no vacunados haya sido debidaa una menor edad en vez de a la ausencia de vacunación. Añaden que, por otraparte, no hay evidencia publicada que muestre una mayor susceptibilidad a lainfección por SARS-CoV-2 con una edad menor. Tal vez, si el número de casos (índicesy contactos) recogidos fuera mayor, y las circunstancias diferentes, hubierapodido solventarse esta limitación, pero es difícil que hubiera podido hacerseen las circunstancias de contexto en las que se ha realizado el estudio(vacunación por grupos de edad decreciente y que va ampliando la coberturavacunal al mismo tiempo que se desarrollaba el período de seguimiento).
La principal conclusión de losautores es que, aunque la vacunación reduce el riesgo de infección por lavariante delta y acelera el aclaramiento viral, las personas completamentevacunadas con infecciones posvacunales tienen una carga viral máxima similar a lade los casos no vacunados y pueden transmitir la infección de manera eficienteen entornos domésticos, incluso a contactos completamente vacunados.
Dado que el entorno de loshogares puede representar un ámbito de mayor interacción personal, los propiosautores recalcan que la protección debe ser directa a través, principalmente,de la vacunación y las intervenciones no farmacológicas, que siguen siendofundamentales. Los resultados expuestos en el artículo así lo muestran. Y en elámbito de la vacunación se señala también a los programas de refuerzo y lavacunación de adolescentes como ayudas para aumentar el efecto, actualmentelimitado, de la vacunación sobre la transmisión.
Representa una llamada deatención hacia la eliminación de medidas, incluso en ámbitos de interacción depersonas completamente vacunadas, aunque es cierto que el entorno de loshogares podría ser el menos proclive al mantenimiento de ellas.
Es fundamental que se realicenestudios de base poblacional o comunitarios que están más cercanos a lo quesucede en la realidad y aportan resultados que tienen implicaciones para laactuación e intervención en la salud de las poblaciones.
Se trata de un artículo que analiza la tasa de ataque secundaria (TAS), en un contexto de dominancia de la variante delta en Reino Unido, y la dinámica viral en una muestra de participantes reclutada a través del sistema de rastreo que disponen en el país. Dentro de las limitaciones que presenta el artículo, el diseño permite analizar las dinámicas de la transmisión con una nueva variante y teniendo en cuenta el estado de vacunación de los contactos de los casos índices. Sin embargo, debido a las limitaciones que presenta (muestra pequeña, en regiones específicas de Reino Unido, muestra seleccionada a partir de los contactos declarados, etc.), las conclusiones se presentan un tanto taxativas para la capacidad que tiene el diseño de responder a las preguntas planteadas.
Por un lado, los resultados son consistentes con otros estudios que también observan una menor TAS entre contactos vacunados, lo que refuerza la evidencia que disponemos de la capacidad de las vacunas en reducir la posibilidad de contagiarse. Sin embargo, los resultados que obtienen en relación con la capacidad de un caso índice de contagiar en función del estado vacunal (misma TAS en vacunados y no vacunados) contradice algunos estudios que han visto una menor capacidad de transmisión si el caso índice estaba vacunado (https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2021.26.31.2100640?crawler=true y https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2107717 y https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8343550/). No obstante, aunque la evidencia parecería indicar que la reducción de la transmisión existe, todavía se necesitan más estudios para disponer de datos más concluyentes.
Los autores reconocen algunas de las limitaciones importantes, como el reclutamiento de los participantes a través del sistema de rastreo. También mencionan que algunos grupos del estudio difieren por la priorización de la vacunación en los grupos mayores. No obstante, afirman que el hecho de que las personas jóvenes sean las más contagiadas por delta y sin vacunación no influye en que la TAS, cuando los patrones de sociabilización son diferentes en función de los grupos de edad, especialmente en el periodo estival donde se concentra la información de los pacientes infectados con delta. Creo que su afirmación es un tanto rotunda al respecto. Por otro lado, no hacen mención a que, al concentrarse los participantes en unas regiones determinadas, puede haber sesgos relacionados con comportamientos sociales o condiciones de vida que influyen en los datos analizados.
Las implicaciones de este estudio son limitadas y creo que fundamentalmente servirá para incorporar más información en relación a las dinámicas de transmisión, pero no puede inferirse evidencia concluyente a raíz de lo que se aporta en este artículo, teniendo en cuenta que existen otros estudios que aportan evidencia en un sentido contrario. Considero que sirve para tener más información y poder contrastar con otros estudios, pero no en este momento y por las limitaciones comentadas, poco más allá.