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La vacunación protege contra los síntomas más graves de la covid-19 y no es necesario hacerse un test de anticuerpos para confirmarlo.
La vacunación protege contra los síntomas más graves de la covid-19 y no es necesario hacerse un test de anticuerpos para confirmarlo.
Información y contexto sobre las vacunas. Artículo redactado por las periodistas especializadas en ciencia de la agencia SINC con el análisis y la revisión de fuentes expertas.
Una persona que ha recibido la pauta completa de vacunación tarda alrededor de dos semanas en desarrollar la máxima protección contra las formas más graves del COVID-19, aunque ya comienza a desarrollar defensas desde la primera inyección en el caso de las de doble dosis.
Por ejemplo, las personas vacunadas con Pfizer/BioNTech llegan al pico de la inmunidad a los siete días de la segunda dosis, mientras que las que reciben la de Oxford/AstraZeneca tardan alrededor de unos 28 días.
En este sentido, no es necesario hacerse un test serológico después de vacunarse para confirmar la inmunidad. “La eficacia de las vacunas es muy alta”, asegura José Ángel Hernández Rivas, vocal de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) y miembro de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, que, por lo general, no ve necesario comprobarlo, salvo en pacientes inmunodeprimidos con alteraciones graves del sistema inmunitario o que reciben tratamientos que pueden comprometer la respuesta serológica.
Además, los test serológicos no fueron evaluados para determinar el nivel de protección después de la vacunación, sino para conocer si una persona ha superado la infección por SARS-CoV-2 con anterioridad, mediante la detección de anticuerpos en sangre.
De hecho, incluso hay organismos, como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que desaconsejan el uso de los test serológicos para este propósito.
El objetivo de este tipo de pruebas es determinar la magnitud de una epidemia o un brote en una población, como el caso del estudio ENECOVID, para detectar sobre todo aquellos casos desconocidos que no fueron identificados durante la infección al pasar la enfermedad de forma leve o asintomática, tal y como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El resultado de algunos test serológicos después de la vacunación puede ser negativo, ya que algunas de estas pruebas se fijan en anticuerpos que no son los que el organismo desarrolla tras recibir la pauta completa.
Los test serológicos detectan los anticuerpos contra la proteína N, que son los que se generan después de una infección natural, no por la vacunación
La mayoría de los test serológicos están diseñados para detectar los anticuerpos que forman parte de la respuesta inmunitaria a la infección. Así, estas pruebas se focalizan en los anticuerpos contra la proteína N, que son los que genera el organismo después de una infección natural, no por la vacunación.
En cambio, en el caso de las vacunas aprobadas en Europa de ARN mensajero, como Pfizer/BioNTech y Moderna, el fármaco induce defensas contra la espícula de la corona del virus, la proteína S, que se engancha a las células humanas, una proteína que la mayoría de test serológicos no detectan.
“La mejor protección es la proporcionada por las vacunas”, subraya Hernández Rivas.
La vacunación no generaría falsos positivos en test de antígenos, ya que “la producción de proteína que genera la vacuna es a nivel local y no parece posible que parte de esta proteína pudiera llegar a las vías respiratorias en una cantidad detectable”, donde se toma la muestra nasofaríngea mediante un hisopo, según un comunicado de la FACME.
En España se administran cuatro tipos de vacunas distintas. Dos de ellas están basadas en tecnología ARN mensajero, Pfizer/BioNTech y Moderna, y las otras dos en la introducción del virus inactivado, Oxford/AstraZeneca y Janssen. Ninguna de las cuatro es capaz de alcanzar las vías respiratorias y, por lo tanto, resultar en un falso positivo.
Un positivo de un test de antígenos o una PCR significa infección por SARS-CoV-2, algo de lo que las personas vacunadas no están a salvo, ya que la vacunación protege de las formas más graves del COVID-19 y de la muerte. Por eso las personas vacunadas deben seguir con las medidas de protección.
Este artículo está disponible en inglés.
Información y contexto sobre las vacunas. Artículo redactado por las periodistas especializadas en ciencia de la agencia SINC con el análisis y la revisión de fuentes expertas.
Una persona que ha recibido la pauta completa de vacunación tarda alrededor de dos semanas en desarrollar la máxima protección contra las formas más graves del COVID-19, aunque ya comienza a desarrollar defensas desde la primera inyección en el caso de las de doble dosis.
Por ejemplo, las personas vacunadas con Pfizer/BioNTech llegan al pico de la inmunidad a los siete días de la segunda dosis, mientras que las que reciben la de Oxford/AstraZeneca tardan alrededor de unos 28 días.
En este sentido, no es necesario hacerse un test serológico después de vacunarse para confirmar la inmunidad. “La eficacia de las vacunas es muy alta”, asegura José Ángel Hernández Rivas, vocal de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) y miembro de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, que, por lo general, no ve necesario comprobarlo, salvo en pacientes inmunodeprimidos con alteraciones graves del sistema inmunitario o que reciben tratamientos que pueden comprometer la respuesta serológica.
Además, los test serológicos no fueron evaluados para determinar el nivel de protección después de la vacunación, sino para conocer si una persona ha superado la infección por SARS-CoV-2 con anterioridad, mediante la detección de anticuerpos en sangre.
De hecho, incluso hay organismos, como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que desaconsejan el uso de los test serológicos para este propósito.
El objetivo de este tipo de pruebas es determinar la magnitud de una epidemia o un brote en una población, como el caso del estudio ENECOVID, para detectar sobre todo aquellos casos desconocidos que no fueron identificados durante la infección al pasar la enfermedad de forma leve o asintomática, tal y como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El resultado de algunos test serológicos después de la vacunación puede ser negativo, ya que algunas de estas pruebas se fijan en anticuerpos que no son los que el organismo desarrolla tras recibir la pauta completa.
Los test serológicos detectan los anticuerpos contra la proteína N, que son los que se generan después de una infección natural, no por la vacunación
La mayoría de los test serológicos están diseñados para detectar los anticuerpos que forman parte de la respuesta inmunitaria a la infección. Así, estas pruebas se focalizan en los anticuerpos contra la proteína N, que son los que genera el organismo después de una infección natural, no por la vacunación.
En cambio, en el caso de las vacunas aprobadas en Europa de ARN mensajero, como Pfizer/BioNTech y Moderna, el fármaco induce defensas contra la espícula de la corona del virus, la proteína S, que se engancha a las células humanas, una proteína que la mayoría de test serológicos no detectan.
“La mejor protección es la proporcionada por las vacunas”, subraya Hernández Rivas.
La vacunación no generaría falsos positivos en test de antígenos, ya que “la producción de proteína que genera la vacuna es a nivel local y no parece posible que parte de esta proteína pudiera llegar a las vías respiratorias en una cantidad detectable”, donde se toma la muestra nasofaríngea mediante un hisopo, según un comunicado de la FACME.
En España se administran cuatro tipos de vacunas distintas. Dos de ellas están basadas en tecnología ARN mensajero, Pfizer/BioNTech y Moderna, y las otras dos en la introducción del virus inactivado, Oxford/AstraZeneca y Janssen. Ninguna de las cuatro es capaz de alcanzar las vías respiratorias y, por lo tanto, resultar en un falso positivo.
Un positivo de un test de antígenos o una PCR significa infección por SARS-CoV-2, algo de lo que las personas vacunadas no están a salvo, ya que la vacunación protege de las formas más graves del COVID-19 y de la muerte. Por eso las personas vacunadas deben seguir con las medidas de protección.
Este artículo está disponible en inglés.