BACK

Los científicos creen que la pandemia se acabará aunque el nuevo coronavirus siga existiendo

Los científicos creen que la pandemia se acabará aunque el nuevo coronavirus siga existiendo

This article was published on
July 30, 2021

This explainer is more than 90 days old. Some of the information might be out of date or no longer relevant. Browse our homepage for up to date content or request information about a specific topic from our team of scientists.

This article has been translated from its original language. Please reach out if you have any feedback on the translation.

La vacunación nos protege de enfermar por el SARS-CoV-2, un virus con el que la humanidad acabará conviviendo, como ya lo hacemos con los resfriados o la gripe estacional. Y cuanto antes estemos todos vacunados, antes dejará de ser un problema grave.

La vacunación nos protege de enfermar por el SARS-CoV-2, un virus con el que la humanidad acabará conviviendo, como ya lo hacemos con los resfriados o la gripe estacional. Y cuanto antes estemos todos vacunados, antes dejará de ser un problema grave.

Publication

What our experts say

Context and background

Resources

Información y contexto sobre las vacunas. Artículo redactado por las periodistas especializadas en ciencia de la agencia SINC con el análisis y la revisión de fuentes expertas.

La pandemia se acabará, y para que esto suceda no hará falta que el nuevo coronavirus desaparezca del planeta. La comunidad científica coincide en señalar que el SARS-CoV-2 se convertirá en un virus respiratorio endémico, como ya lo es, por ejemplo, la gripe estacional.

“Probablemente veremos una evolución del virus”, comenta Beatriz Mothe, especialistadel servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, cerca de Barcelona. “El virus se irá adaptando”, pronostica.

Los motivos son varios, pero pueden resumirse en dos: la vacunación no eliminará por completo el SARS-CoV-2 y probablemente el virus evolucionará para seguir contagiando de forma más leve, sin matar al huésped.

Por un lado, las vacunas actuales previenen de las formas más graves de covid-19, pero aún no han demostrado cuánto durará la inmunidad ni si son capacesde cortar de raíz la transmisión del virus. A pesar de no ser ‘esterilizantes’, numerosos estudios en distintos países han observado cierta protección indirecta gracias a la vacunación. La disminución de las infecciones y de la transmisión del virus se debe a que la carga viral de las personas vacunadas es menor y dura menos tiempo.

Por otro lado, los virus necesitan un huésped como los humanos para replicarse y sobrevivir. Por lo tanto, su lógica evolutiva no es la de matar al huésped, sino la de continuar infectando para reproducirse en él.

“Este virus ha venido para quedarse, vamos aseguir conviviendo con él”, asegura SoniaZúñiga, viróloga del Centro Nacionalde Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC).Algunos de los factores que incidirán en la conversión del nuevo coronavirus enun viejo conocido son su velocidad de propagación y el ritmo de vacunación.

Un artículo periodístico en la revista Nature añadía otros argumentos que respaldan la tesis de que el coronavirus no desaparecerá de nuestras vidas. Algunos de los factores que pueden reforzar la circulación de SARS-CoV-2 en el planeta son las reticencias de algunos vacunarse y un posible cambio de comportamiento de las ya vacunadas al sentirse más seguras. Por eso es importante que después de vacunarnos sigamos manteniendo las medidas de protección: mascarilla, higiene, ventilación y limitación de las interacciones sociales.

El final de la fase aguda de la pandemia llegará con la generalización de la vacunación, que debe extenderse a todo el mundo. “La respuesta mundial se encuentra en una fase crítica”, advierte un comunicado de la Organización Mundial de laSalud (OMS), que alerta sobre la desigualdad global de la vacunación y urge a poner fin a la actual pandemia.

Hay estudios que calculan que esto no sucederá hasta 2024 por la distribución desigual de dosis, según el Centro de Innovación enSalud Global de la Universidad de Duke (EE UU).

A partir de entonces, según la hipótesis de una proyección publicada a principios de2021 en la revista Science, el virus circularía menos y causaría síntomas menos graves.

Los autores de este estudio asemejan el SARS-CoV-2 a otros cuatro coronavirus, ‘primos hermanos’ suyos, que causan el resfriado común; y lo diferencian de sus antecesores SARS-CoV y MERS-CoV, que emergieron en 2002 y 2012.

La fase pospandémica estará influenciada por factores como la reinfección, la estacionalidad y la competición con otros virus para imponerse sobre ellos, según otro trabajo publicado a finales de 2020, también en Science.

Sobrevivir a toda costa: nuevas variantes

La aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2 puede complicar el panorama. A pesar de que muta menos que otros virus, como el de la gripe o el del VIH, ya han surgido nuevas variantes más contagiosas y algunas de ellas más mortales, como ya apuntan algunos estudios. Sus mutaciones se concentran en la proteína S de su corona para engancharse mejor a las células humanas y continuar infectando.

“En cierto sentido, le estamos dando oportunidades al virus para ir adquiriendo nuevas mutaciones y ventajas evolutivas, como nuevas variantes que se transmiten mejor”, dice Francisco Díez, investigador del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (CNM-ISCIII).

Por ejemplo, la mutación D614G apareció en enero de 2020 y en medio año acabó siendo la variante dominante en todo el mundo, sustituyendo al virus original que se detectó en China, según la OMS. Esa nueva versión del virus era más infecciosa y transmisible que la anterior. Ahora, todas las variantes actuales provienen de esta.

Una de ellas es la variante Alpha (B.1.1.7), que suma la mutación N501Y, identificada por primera vez en el sudeste de Inglaterra, que, en menos de dos semanas, ya se había extendido por todo Reino Unido, también según la OMS.

O en Sudáfrica, donde la variante Beta (B.1.351), que incluye otras mutaciones adicionales en la proteína S de la corona, como la E484K y la K417N, se ha asociado con una mayor carga vírica, lo que se traduciría en una capacidad de transmisión mucho mayor, apunta la OMS.

“Estas son las armas que tiene el virus para sobrevivir: modificar su genoma”, explica Díez, que ha estudiado la diversidad genética del nuevo coronavirus en España desde el inicio de la pandemia.

“Si el virus continúa en esta línea es muy difícil de eliminar, como pasa con el virus de la gripe —subraya Zúñiga—. Esperemos que conviva con nosotros y los casos graves que cause sean cada vez menos”.

Como consecuencia, más allá de las vacunas, que quizás se tendrán que actualizar cada cierto tiempo, los tratamientos también serán clave para tratar los casos más graves, que necesiten atención especial.

Este artículo está disponible en inglés.

Información y contexto sobre las vacunas. Artículo redactado por las periodistas especializadas en ciencia de la agencia SINC con el análisis y la revisión de fuentes expertas.

La pandemia se acabará, y para que esto suceda no hará falta que el nuevo coronavirus desaparezca del planeta. La comunidad científica coincide en señalar que el SARS-CoV-2 se convertirá en un virus respiratorio endémico, como ya lo es, por ejemplo, la gripe estacional.

“Probablemente veremos una evolución del virus”, comenta Beatriz Mothe, especialistadel servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, cerca de Barcelona. “El virus se irá adaptando”, pronostica.

Los motivos son varios, pero pueden resumirse en dos: la vacunación no eliminará por completo el SARS-CoV-2 y probablemente el virus evolucionará para seguir contagiando de forma más leve, sin matar al huésped.

Por un lado, las vacunas actuales previenen de las formas más graves de covid-19, pero aún no han demostrado cuánto durará la inmunidad ni si son capacesde cortar de raíz la transmisión del virus. A pesar de no ser ‘esterilizantes’, numerosos estudios en distintos países han observado cierta protección indirecta gracias a la vacunación. La disminución de las infecciones y de la transmisión del virus se debe a que la carga viral de las personas vacunadas es menor y dura menos tiempo.

Por otro lado, los virus necesitan un huésped como los humanos para replicarse y sobrevivir. Por lo tanto, su lógica evolutiva no es la de matar al huésped, sino la de continuar infectando para reproducirse en él.

“Este virus ha venido para quedarse, vamos aseguir conviviendo con él”, asegura SoniaZúñiga, viróloga del Centro Nacionalde Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC).Algunos de los factores que incidirán en la conversión del nuevo coronavirus enun viejo conocido son su velocidad de propagación y el ritmo de vacunación.

Un artículo periodístico en la revista Nature añadía otros argumentos que respaldan la tesis de que el coronavirus no desaparecerá de nuestras vidas. Algunos de los factores que pueden reforzar la circulación de SARS-CoV-2 en el planeta son las reticencias de algunos vacunarse y un posible cambio de comportamiento de las ya vacunadas al sentirse más seguras. Por eso es importante que después de vacunarnos sigamos manteniendo las medidas de protección: mascarilla, higiene, ventilación y limitación de las interacciones sociales.

El final de la fase aguda de la pandemia llegará con la generalización de la vacunación, que debe extenderse a todo el mundo. “La respuesta mundial se encuentra en una fase crítica”, advierte un comunicado de la Organización Mundial de laSalud (OMS), que alerta sobre la desigualdad global de la vacunación y urge a poner fin a la actual pandemia.

Hay estudios que calculan que esto no sucederá hasta 2024 por la distribución desigual de dosis, según el Centro de Innovación enSalud Global de la Universidad de Duke (EE UU).

A partir de entonces, según la hipótesis de una proyección publicada a principios de2021 en la revista Science, el virus circularía menos y causaría síntomas menos graves.

Los autores de este estudio asemejan el SARS-CoV-2 a otros cuatro coronavirus, ‘primos hermanos’ suyos, que causan el resfriado común; y lo diferencian de sus antecesores SARS-CoV y MERS-CoV, que emergieron en 2002 y 2012.

La fase pospandémica estará influenciada por factores como la reinfección, la estacionalidad y la competición con otros virus para imponerse sobre ellos, según otro trabajo publicado a finales de 2020, también en Science.

Sobrevivir a toda costa: nuevas variantes

La aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2 puede complicar el panorama. A pesar de que muta menos que otros virus, como el de la gripe o el del VIH, ya han surgido nuevas variantes más contagiosas y algunas de ellas más mortales, como ya apuntan algunos estudios. Sus mutaciones se concentran en la proteína S de su corona para engancharse mejor a las células humanas y continuar infectando.

“En cierto sentido, le estamos dando oportunidades al virus para ir adquiriendo nuevas mutaciones y ventajas evolutivas, como nuevas variantes que se transmiten mejor”, dice Francisco Díez, investigador del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (CNM-ISCIII).

Por ejemplo, la mutación D614G apareció en enero de 2020 y en medio año acabó siendo la variante dominante en todo el mundo, sustituyendo al virus original que se detectó en China, según la OMS. Esa nueva versión del virus era más infecciosa y transmisible que la anterior. Ahora, todas las variantes actuales provienen de esta.

Una de ellas es la variante Alpha (B.1.1.7), que suma la mutación N501Y, identificada por primera vez en el sudeste de Inglaterra, que, en menos de dos semanas, ya se había extendido por todo Reino Unido, también según la OMS.

O en Sudáfrica, donde la variante Beta (B.1.351), que incluye otras mutaciones adicionales en la proteína S de la corona, como la E484K y la K417N, se ha asociado con una mayor carga vírica, lo que se traduciría en una capacidad de transmisión mucho mayor, apunta la OMS.

“Estas son las armas que tiene el virus para sobrevivir: modificar su genoma”, explica Díez, que ha estudiado la diversidad genética del nuevo coronavirus en España desde el inicio de la pandemia.

“Si el virus continúa en esta línea es muy difícil de eliminar, como pasa con el virus de la gripe —subraya Zúñiga—. Esperemos que conviva con nosotros y los casos graves que cause sean cada vez menos”.

Como consecuencia, más allá de las vacunas, que quizás se tendrán que actualizar cada cierto tiempo, los tratamientos también serán clave para tratar los casos más graves, que necesiten atención especial.

Este artículo está disponible en inglés.

Media briefing

Media Release

Expert Comments: 

No items found.

Q&A

No items found.