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La producción de vacunas para la inmunización ante el COVID-19 ha interrumpido, retrasado, reorganizado, o completamente suspendido otras vacunas, especialmente las vacunas rutinarias para niños. Como resultado, muchos países están experimentando un declive en la cobertura de inmunización de enfermedades de la infancia prevenibles con vacunación.
La producción de vacunas para la inmunización ante el COVID-19 ha interrumpido, retrasado, reorganizado, o completamente suspendido otras vacunas, especialmente las vacunas rutinarias para niños. Como resultado, muchos países están experimentando un declive en la cobertura de inmunización de enfermedades de la infancia prevenibles con vacunación.
La producción de vacunas para la inmunización ante el COVID-19 ha interrumpido, retrasado, reorganizado, o completamente suspendido otras vacunas, especialmente las vacunas rutinarias para niños. Como resultado, muchos países están experimentando un declive en la cobertura de inmunización de enfermedades de la infancia prevenibles con vacunación, incluyendo:
- Bacillus- Calmette Guérin - Polio, Difteria - Tétanos - Tosferina - Neumococo, Sarampión, Paperas y Rubeola
Este fenómeno podría conducir a un aumento en infecciones que son prevenibles con vacunas y a fallecimientos por causas relacionadas a dichas infecciones durante y después de la pandemia. Durante el brote de Ebola el pasado 2019 murieron de sarampión el doble de niños en la República Democrática de El Congo. En 2014-2015 el virus de Ebola en Sierra Leona, Guinea y Liberia también impactó en la cobertura de inmunizaciones en estos países.
Antes de que las vacunas contra el COVID-19 estuvieran disponibles, la producción anual de vacunas en el mundo fue de unos 5 billones de dosis, de acuerdo con el informe de mercado Global de Vacunas de la Organización Mundial de la Salud. El proceso de manufacturación de las vacunas requiere un rango de etapas de desarrollo, desde la investigación hasta la preparación preclínica, pruebas clínicas, aprobaciones, manufacturación y distribución. Esta operación implica un personal altamente cualificado como investigadores científicos básicos, doctores médicos, estadísticos, escritores médicos, y líderes de equipo con doctorados por nombrar algunos — y ya antes de la pandemia del coronavirus, había poca oferta de este tipo de personal.
La contratación, la formación, la producción de desarrollo y la calidad del personal para mantener el proceso y los sistemas de calidad para las vacunas es complejo. La competencia técnica así como el conocimiento de las últimas tecnologías y los requerimientos regulatorios globales son esenciales.
Forjar una capacidad de manufacturación de vacunas contra el COVID-19 en un periodo tan corto requiere que el proceso de producción de vacunas global desvíe la capacidad de manufacturación existente a fabricar vacunas contra el COVID-19. El desvío de la capacidad por el COVID-19 ya ha amenazado la producción de otros medicamentos terapéuticos, tales como anticuerpos monoclonales, los cuales son ampliamente utilizados para tratar cánceres.
La producción de vacunas para la inmunización ante el COVID-19 ha interrumpido, retrasado, reorganizado, o completamente suspendido otras vacunas, especialmente las vacunas rutinarias para niños. Como resultado, muchos países están experimentando un declive en la cobertura de inmunización de enfermedades de la infancia prevenibles con vacunación, incluyendo:
- Bacillus- Calmette Guérin - Polio, Difteria - Tétanos - Tosferina - Neumococo, Sarampión, Paperas y Rubeola
Este fenómeno podría conducir a un aumento en infecciones que son prevenibles con vacunas y a fallecimientos por causas relacionadas a dichas infecciones durante y después de la pandemia. Durante el brote de Ebola el pasado 2019 murieron de sarampión el doble de niños en la República Democrática de El Congo. En 2014-2015 el virus de Ebola en Sierra Leona, Guinea y Liberia también impactó en la cobertura de inmunizaciones en estos países.
Antes de que las vacunas contra el COVID-19 estuvieran disponibles, la producción anual de vacunas en el mundo fue de unos 5 billones de dosis, de acuerdo con el informe de mercado Global de Vacunas de la Organización Mundial de la Salud. El proceso de manufacturación de las vacunas requiere un rango de etapas de desarrollo, desde la investigación hasta la preparación preclínica, pruebas clínicas, aprobaciones, manufacturación y distribución. Esta operación implica un personal altamente cualificado como investigadores científicos básicos, doctores médicos, estadísticos, escritores médicos, y líderes de equipo con doctorados por nombrar algunos — y ya antes de la pandemia del coronavirus, había poca oferta de este tipo de personal.
La contratación, la formación, la producción de desarrollo y la calidad del personal para mantener el proceso y los sistemas de calidad para las vacunas es complejo. La competencia técnica así como el conocimiento de las últimas tecnologías y los requerimientos regulatorios globales son esenciales.
Forjar una capacidad de manufacturación de vacunas contra el COVID-19 en un periodo tan corto requiere que el proceso de producción de vacunas global desvíe la capacidad de manufacturación existente a fabricar vacunas contra el COVID-19. El desvío de la capacidad por el COVID-19 ya ha amenazado la producción de otros medicamentos terapéuticos, tales como anticuerpos monoclonales, los cuales son ampliamente utilizados para tratar cánceres.
La primera vacuna contra el COVID-19 fue desarrollada en menos de un año, y su aplicación ha sido la aplicación de vacunas más rápida que se ha conseguido jamás. A pesar de esta velocidad récord, a mediados de marzo de 2021, la producción de la vacuna contra el COVID-19 era aún inferior a las 500 millones de dosis. El objetivo es cumplir con una demanda global proyectada de unas estimadas 9.5 billones de dosis. Por lo tanto, todavía es necesario ampliar la producción de dosis necesarias para controlar la pandemia del COVID-19.
La primera vacuna contra el COVID-19 fue desarrollada en menos de un año, y su aplicación ha sido la aplicación de vacunas más rápida que se ha conseguido jamás. A pesar de esta velocidad récord, a mediados de marzo de 2021, la producción de la vacuna contra el COVID-19 era aún inferior a las 500 millones de dosis. El objetivo es cumplir con una demanda global proyectada de unas estimadas 9.5 billones de dosis. Por lo tanto, todavía es necesario ampliar la producción de dosis necesarias para controlar la pandemia del COVID-19.