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Una dosis de refuerzo es una dosis adicional de una vacuna que las personas reciben después de haber completado el esquema de vacunación.
Una dosis de refuerzo es una dosis adicional de una vacuna que las personas reciben después de haber completado el esquema de vacunación.
Una dosis de refuerzo es una dosis adicional de una vacuna que las personas reciben después de haber completado el esquema de vacunación.
Las dosis de refuerzo vuelven a exponer nuestro cuerpo a la parte de la vacuna que nos protege contra la enfermedad. Aumentan la inmunidad al virus o bacteria a través de un proceso llamado memoria inmunológica. La memoria inmunológica es la capacidad de nuestros cuerpos para reconocer y proporcionar respuestas a invasores extraños a los que previamente han sido expuestos como la COVID-19.
Por ejemplo, en Estados Unidos se recomiendan las dosis de refuerzo para el tétanos en adultos cada diez años. Las investigaciones indican que diez años después de haber recibido la vacuna contra el tétano, nuestros cuerpos comienzan a olvidar cómo luchar contra la infección. La dosis de refuerzo le recuerda a nuestro sistema inmunitario que debe atacar a un virus o una bacteria.
Los doctores pueden prescribir dosis de refuerzo para personas de todas las edades. En ocasiones pueden ser especialmente importantes para personas que cuenten con algun problema de salud, estilo de vida, hábitos de viaje u ocupaciones específicas. Algunas de las vacunas de refuerzo que necesitan los niños incluyen hepatitis A y B, tétanos, difteria, tos ferina, Haemophilus influenza tipo B, varicela, sarampión, paperas y rubéola. Además, los adolescentes y adultos necesitan vacunas de refuerzo para el tétanos, difteria, tos ferina, herpes zóster, varicela, sarampión, paperas, rubéola y, más recientemente, contra la COVID-19.
Una dosis de refuerzo es una dosis adicional de una vacuna que las personas reciben después de haber completado el esquema de vacunación.
Las dosis de refuerzo vuelven a exponer nuestro cuerpo a la parte de la vacuna que nos protege contra la enfermedad. Aumentan la inmunidad al virus o bacteria a través de un proceso llamado memoria inmunológica. La memoria inmunológica es la capacidad de nuestros cuerpos para reconocer y proporcionar respuestas a invasores extraños a los que previamente han sido expuestos como la COVID-19.
Por ejemplo, en Estados Unidos se recomiendan las dosis de refuerzo para el tétanos en adultos cada diez años. Las investigaciones indican que diez años después de haber recibido la vacuna contra el tétano, nuestros cuerpos comienzan a olvidar cómo luchar contra la infección. La dosis de refuerzo le recuerda a nuestro sistema inmunitario que debe atacar a un virus o una bacteria.
Los doctores pueden prescribir dosis de refuerzo para personas de todas las edades. En ocasiones pueden ser especialmente importantes para personas que cuenten con algun problema de salud, estilo de vida, hábitos de viaje u ocupaciones específicas. Algunas de las vacunas de refuerzo que necesitan los niños incluyen hepatitis A y B, tétanos, difteria, tos ferina, Haemophilus influenza tipo B, varicela, sarampión, paperas y rubéola. Además, los adolescentes y adultos necesitan vacunas de refuerzo para el tétanos, difteria, tos ferina, herpes zóster, varicela, sarampión, paperas, rubéola y, más recientemente, contra la COVID-19.
Para muchas enfermedades virales y bacterianas, la prevención es la mejor y más eficaz forma de tratamiento que tenemos. Las vacunas ayudan a protegernos contra las enfermedades. Sin embargo, una vez que nos hemos vacunado contra una enfermedad específica, podríamos pensar que siempre estaremos a salvo de ella. Eso no es necesariamente cierto. Para algunas enfermedades, esa protección desaparece con el tiempo. En otros casos, los virus cambian o mutan, haciendo la vacuna menos eficaz contra la versión más nueva del patógeno. Por tal motivo, para muchas vacunas es necesaria más de una dosis.
Para muchas enfermedades virales y bacterianas, la prevención es la mejor y más eficaz forma de tratamiento que tenemos. Las vacunas ayudan a protegernos contra las enfermedades. Sin embargo, una vez que nos hemos vacunado contra una enfermedad específica, podríamos pensar que siempre estaremos a salvo de ella. Eso no es necesariamente cierto. Para algunas enfermedades, esa protección desaparece con el tiempo. En otros casos, los virus cambian o mutan, haciendo la vacuna menos eficaz contra la versión más nueva del patógeno. Por tal motivo, para muchas vacunas es necesaria más de una dosis.