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¿Por qué las personas completamente vacunadas todavía contraen COVID-19?

¿Por qué las personas completamente vacunadas todavía contraen COVID-19?

This article was published on
July 27, 2021

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A medida que la variante Delta se convierte en la dominante a nivel mundial, hay informes tanto australianos como internacionales donde se reporta que incluso las personas con el esquema de vacunación completo siguen infectándose con COVID-19. Las llamadas "infecciones en vacunados" han hecho surgir dudas sobre la efectividad de las vacunas. Según datos de diferentes países con altas tasas de vacunación, se observan mas casos de COVID-19 de forma semanal entre personas vacunadas que entre aquellas que no lo están - ¿esto significa que las vacunas no están funcionando? A continuación responden expertos australianos.

A medida que la variante Delta se convierte en la dominante a nivel mundial, hay informes tanto australianos como internacionales donde se reporta que incluso las personas con el esquema de vacunación completo siguen infectándose con COVID-19. Las llamadas "infecciones en vacunados" han hecho surgir dudas sobre la efectividad de las vacunas. Según datos de diferentes países con altas tasas de vacunación, se observan mas casos de COVID-19 de forma semanal entre personas vacunadas que entre aquellas que no lo están - ¿esto significa que las vacunas no están funcionando? A continuación responden expertos australianos.

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Profesor Ian Marschner

Profesor de Bioestadística del Centro de Ensayos Clínicos NHMRC de la Universidad de Sídney

,

La Universidad de Sídney

Conflicto de intereses: Ninguno

Cita obtenida del Centro Australiano de Medios de Comunicación Científicos

La vacunación no elimina la infección, pero si reduce drásticamente las infecciones severas y la muerte. Los países con altas tasas de vacunación, como Israel, donde la mayoría de personas están vacunadas, lógicamente tendrán más infecciones entre las personas vacunadas. En efecto, si un país tiene una tasa de vacunación del 100 por ciento, entonces el 100 por ciento de las infecciones se presentarán en personas vacunadas. Esto no significa que la vacuna no funciona. Al contrario, significa que se están evitando muchas hospitalizaciones y muertes.


Profesor asociado Paul Griffin

Director de Enfermedades Infecciosas en Servicios de Salud Mater y Profesor Asociado de Medicina

,

La Universidad de Queensland 

Conflicto de intereses: Paul está realizando varios estudios de la vacuna de COVID-19. También forma parte de varios consejos asesores de la industria, incluido el de AstraZeneca.  

Cita obtenida del Centro Australiano de Medios de Comunicación Científicos 

No debe entenderse que las infecciones posvacunación reducen los beneficios de estas vacunas altamente efectivas. Mientras sabemos, como generalización, que la protección contra la muerte es cercana al 100 por ciento, y de la infección sintomática en el orden de 70 a 90 por ciento, también reducen la posibilidad de infectarse.


Sin embargo, dado que no es 100 por ciento, por definición esto significa que las personas vacunadas todavía pueden infectarse. Es probable que estas infecciones posvacunación sean mucho menos graves de lo que hubieran sido si la persona no hubiera sido vacunada, y también es menos probable que la transmitan a otras personas.


Puede ser confuso que cuando aumenta la cantidad de personas vacunadas, también aumenta la cantidad de casos en personas completamente vacunadas, aunque es mucho menor de lo que hubiera sido si la tasa de vacunación no hubiera sido alta y entonces, como proporción, es mucho menor.


Las personas que están completamente vacunadas en algunos países también tienen un poco más de probabilidad de infectarse ya que, con toda razón, se les conceden más libertades que a sus contrapartes no vacunadas. También pueden presentar una reducción en su riesgo percibido y, por lo tanto, es menos probable que utilicen otras estrategias para protegerse como, por ejemplo, el distanciamiento social, la higiene de las manos y el uso de mascarillas.


Si bien sería ideal tener una vacuna que previniera el 100 por ciento de las infecciones, es poco probable que esto sea posible (aunque se está trabajando para desarrollar vacunas que puedan mejorar esto al menos un poco), así que es probable que, además de las vacunas como las altamente efectivas que ya están en uso, se requerirán algunas estrategias de mitigación básicas adicionales como el uso de mascarillas, la higiene de manos, el distanciamiento social y altas tasas de pruebas para garantizar que podremos vivir con el virus y minimizar su impacto en nuestras vidas.


· ¿Qué son las infecciones posvacunación?


A menos que una vacuna prevenga la transmisión al 100 por ciento (lo que esencialmente no es posible, la vacuna contra la polio quizás sea la que más se acerca), las personas vacunadas aún pueden infectarse. A esto se lo conoce como infecciones posvacunación.  Es importante entender que esto no representa un fracaso de la vacuna por varias razones, y que, aunque se produzca una infección posvacunación, la probabilidad de contraer la infección sigue siendo menor en personas que están vacunadas que en las no vacunadas. 


Si bien se producen infecciones posvacunación, los individuos completamente vacunados:


tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad sintomática


son mucho menos propensos a presentar enfermedad grave


están casi completamente protegidos de la muerte


también tienen menor probabilidad de transmitirlo a otras personas


Una paradoja importante que hay que entender es que, si bien queda claro que las personas completamente vacunadas tienen menos probabilidades de contraer la infección, una vez que aumenta la proporción de personas vacunadas en una población, entonces es probable que ocurran más casos en personas vacunadas que en las no vacunadas. La tasa de infección en aquellos que están vacunados seguirá siendo menor que en aquellos que no lo están porque hay más personas que están vacunadas, incluso una tasa menor resultará en números más altos para este grupo que para quienes no están vacunados. Esto no es evidencia de que la vacuna no funcione, es solo que se ha cambiado el denominador.


Al comparar las tasas de infección entre personas vacunadas y no vacunadas, también debemos tomar en cuenta los cambios de comportamiento entre los dos grupos. Una vez que las personas se vacunan, con justa razón su percepción del riesgo de contraer la enfermedad se reducirá, por lo tanto es menos probable que mantengan todas las demás estrategias para protegerse. También estamos viendo que varios países otorgan acertadamente libertades adicionales a las personas vacunadas para que puedan desplazarse e interactuar con otras personas. Esto supone que en realidad aumentan su riesgo de contraer la infección comparado con sus contrapartes no vacunadas, lo que significa que, si no estuvieran protegidos por la vacuna, en realidad tendrían una tasa mucho más alta de infección y de las complicaciones que se derivan de ésta.


· ¿Cuáles son los datos reales de países con altas tasas de vacunación que indican la capacidad de las vacunas de prevenir todas las infecciones comparados con la infección grave/muerte?


La eficacia y efectividad discutidas se relacionan con la enfermedad sintomática comprobada. No porque este sea el único efecto de la vacuna, sino principalmente porque estos fueron los resultados primarios medidos en los ensayos clínicos. Las reducciones en las infecciones son más difíciles de medir, por lo que durante un tiempo después de que comenzaran a obtenerse los resultados prometedores de los ensayos clínicos de la vacuna, todavía teníamos que decir que aún no sabíamos cuánto reducirían las vacunas las infecciones. Lamentablemente, algunas personas lo han interpretado como una afirmación de que las vacunas no previenen la infección, cuando dicha afirmación no podría estar más lejos de la realidad. En la actualidad, sabemos que estas vacunas reducen la infección gracias a:


Estudios con animales que demostraron una reducción en las tasas de infección así como una disminución en la carga viral generada en aquellos animales infectados, en algunos de ellos cerca del 100%.


Estudios de transmisión dentro del hogar, en los que se estableció una comparativa de la transmisión entre aquellas personas que habían recibido la vacuna y las que no, y que típicamente mostraron una reducción de entre el 40 y 60%.


Se calcularon los contagios asintomáticos, observándose una disminución de entre un 60 y 90%.


Al calcular la carga viral detectable en personas contagiadas, la reducción en la fragmentación del virus demuestra ser un sustituto de gran utilidad (no prueba definitiva) para la reducción de la transmisión, varios estudios han indicado que las vacunas actúan de este modo entre un 50 y 60%.


Si observamos el hecho que las personas vacunadas presentan menos síntomas y la duración de éstos es menor, tomando en cuenta que algunos de estos síntomas, como toser, contribuyen a la transmisión del virus, resulta lógico que las personas vacunadas tienen menores probabilidades de transmitir la infección


· ¿Se mantendrán las restricciones en Australia debido a las infecciones posvacunación?


Si tomamos en cuenta que las vacunas no impiden la infección en el 100% de los casos, lo más probable es que debamos mantener algunas estrategias de prevención en el futuro próximo. Esto podría significar que podemos aumentar el impacto de la vacuna para proteger de la infección a las personas de riesgo en la comunidad manteniendo también algunas de las estrategias básicas fundamentales de prevención que ya se han implementado y que demostraron ser de gran eficacia antes de tener acceso a las vacunas.  Entre ellas se encuentran el distanciamiento social, la higiene de las manos, la realización de pruebas y el aislamiento ante cualquier síntoma respiratorio, además del uso de mascarillas, especialmente en lugares de alto riesgo como viajes en avión o para aquellas personas que no puedan ser vacunadas por cualquier motivo. Si bien nuestro objetivo en estos momentos no es la erradicación, si adoptamos ciertas estrategias sencillas de prevención que deberían tener un impacto mínimo en la vida diaria de las personas, deberíamos esperar un elevado nivel de control. Si se vacuna a suficientes personas, las medidas más estrictas como restricciones en el control de fronteras y el confinamiento ya no serán necesarias.


· ¿Debemos preocuparnos por la aparición de nuevas variantes debido a las infecciones posvacunación?


Para que pueda producirse la mutación que da lugar a una nueva variante, el virus debe poder reproducirse en un huésped, es decir, personas infectadas. Cuantas menos personas entre la población sean susceptibles de convertirse en un huésped, menores serán las probabilidades de que se produzcan estas mutaciones. En efecto, las infecciones posvacunación implican que el riesgo de que surjan nuevas variantes difícilmente se reducirá hasta cero; no obstante, cuantas más personas estén vacunadas, menores serán las posibilidades de que aparezcan nuevas variantes. 


· ¿Cómo afectarán las infecciones posvacunación la forma en que Australia convivirá con el COVID en el futuro?


En mi opinión, esto significa que debemos aprender a convivir con el virus. Deberíamos centrar nuestra energía en controlar el virus en la mayor medida posible para que éste, así como las medidas de prevención necesarias para ejercer dicho control, tenga el menor impacto posible sobre nuestras vidas diarias. Creo que la mejor forma de lograr este objetivo es consiguiendo que la tasa de vacunación sea lo más elevada posible, y permitiendo que las personas vacunadas puedan disfrutar de las libertades adicionales que se merecen, dado que están protegidas. Asimismo, tendremos que usar algunas estrategias básicas para seguir reduciendo la transmisión, incluyendo el lavado de manos, el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la realización de pruebas a fin de que podamos rastrear la ubicación de los casos y reducir la oportunidad de que el virus siga propagándose. Esto, junto con mejores tratamientos que esperemos no estén ya demasiado lejos, significaría que siempre tendremos que estar atentos, pero debería permitirnos ganar terreno y minimizar las consecuencias que llegarían si este virus sigue avanzando. 


Dr. Roger Lord

Profesor titular (Ciencias Médicas) en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Católica Australiana, e Investigador Visitante en el Hospital Príncipe Carlos (Brisbane)

Conflicto de intereses: Ninguno

Cita obtenida del Centro Australiano de Medios de Comunicación Científicos 

Las infecciones por COVID-19 vuelven a aumentar en muchas partes del mundo. Estas infecciones posvacunación no implican un error, sino más bien una limitación en las vacunas de COVID-19 disponibles, ya que ninguna de ellas tiene una eficacia del 100%.


Asimismo, no existe actualmente correlación alguna de protección (nivel de concentración de anticuerpos o activación de células T para la protección) que pueda indicar la concentración necesaria para obtener protección a largo plazo, si esto se ha alcanzado en alguna persona en específico o cuánto tiempo durará. La vacunación por sí misma no es igual a inmunización.


Por tanto, no resulta sorprendente el hecho de que, en países con tasas de vacunación más elevadas, hayan contraído COVID-19 más personas vacunadas que no vacunadas. Si, por ejemplo, el 80% de la población tiene la pauta completa de vacunación y el 20% no está vacunado, estadísticamente hablando, un mayor número de personas vacunadas puede contraer el COVID-19.


El mensaje importante que debemos extraer de todo esto es que, a pesar de que una persona que haya completado la pauta de vacunación puede contraer COVID-19, los síntomas que experimentará no serán tan severos, y la probabilidad de hospitalización será menor.


Este es, en efecto, el caso del Reino Unido (UK), donde se ha alcanzado una elevada tasa de vacunación.


El número de casos por COVID-19 en el Reino Unido está creciendo debido a la emergencia provocada por la variante delta, cuya tasa de transmisión es mayor, sin embargo, el número de personas que requiere hospitalización sigue siendo bajo entre los individuos que ya han recibido la vacuna.


En Australia, donde las tasas de vacunación siguen siendo relativamente bajas, la transmisión de COVID-19 sigue siendo elevada y no disminuirá hasta que esté vacunado un mayor porcentaje de la población.


Una vez que un porcentaje significativo de la población haya sido vacunado, los confinamientos recurrentes serán cosa del pasado. Pero hasta que llegue ese momento, la población deberá seguir usando la mascarilla para ayudar a contener la transmisión del virus en la comunidad.




Profesor Ian Marschner

Profesor de Bioestadística del Centro de Ensayos Clínicos NHMRC de la Universidad de Sídney

,

La Universidad de Sídney

Conflicto de intereses: Ninguno

Cita obtenida del Centro Australiano de Medios de Comunicación Científicos

La vacunación no elimina la infección, pero si reduce drásticamente las infecciones severas y la muerte. Los países con altas tasas de vacunación, como Israel, donde la mayoría de personas están vacunadas, lógicamente tendrán más infecciones entre las personas vacunadas. En efecto, si un país tiene una tasa de vacunación del 100 por ciento, entonces el 100 por ciento de las infecciones se presentarán en personas vacunadas. Esto no significa que la vacuna no funciona. Al contrario, significa que se están evitando muchas hospitalizaciones y muertes.


Profesor asociado Paul Griffin

Director de Enfermedades Infecciosas en Servicios de Salud Mater y Profesor Asociado de Medicina

,

La Universidad de Queensland 

Conflicto de intereses: Paul está realizando varios estudios de la vacuna de COVID-19. También forma parte de varios consejos asesores de la industria, incluido el de AstraZeneca.  

Cita obtenida del Centro Australiano de Medios de Comunicación Científicos 

No debe entenderse que las infecciones posvacunación reducen los beneficios de estas vacunas altamente efectivas. Mientras sabemos, como generalización, que la protección contra la muerte es cercana al 100 por ciento, y de la infección sintomática en el orden de 70 a 90 por ciento, también reducen la posibilidad de infectarse.


Sin embargo, dado que no es 100 por ciento, por definición esto significa que las personas vacunadas todavía pueden infectarse. Es probable que estas infecciones posvacunación sean mucho menos graves de lo que hubieran sido si la persona no hubiera sido vacunada, y también es menos probable que la transmitan a otras personas.


Puede ser confuso que cuando aumenta la cantidad de personas vacunadas, también aumenta la cantidad de casos en personas completamente vacunadas, aunque es mucho menor de lo que hubiera sido si la tasa de vacunación no hubiera sido alta y entonces, como proporción, es mucho menor.


Las personas que están completamente vacunadas en algunos países también tienen un poco más de probabilidad de infectarse ya que, con toda razón, se les conceden más libertades que a sus contrapartes no vacunadas. También pueden presentar una reducción en su riesgo percibido y, por lo tanto, es menos probable que utilicen otras estrategias para protegerse como, por ejemplo, el distanciamiento social, la higiene de las manos y el uso de mascarillas.


Si bien sería ideal tener una vacuna que previniera el 100 por ciento de las infecciones, es poco probable que esto sea posible (aunque se está trabajando para desarrollar vacunas que puedan mejorar esto al menos un poco), así que es probable que, además de las vacunas como las altamente efectivas que ya están en uso, se requerirán algunas estrategias de mitigación básicas adicionales como el uso de mascarillas, la higiene de manos, el distanciamiento social y altas tasas de pruebas para garantizar que podremos vivir con el virus y minimizar su impacto en nuestras vidas.


· ¿Qué son las infecciones posvacunación?


A menos que una vacuna prevenga la transmisión al 100 por ciento (lo que esencialmente no es posible, la vacuna contra la polio quizás sea la que más se acerca), las personas vacunadas aún pueden infectarse. A esto se lo conoce como infecciones posvacunación.  Es importante entender que esto no representa un fracaso de la vacuna por varias razones, y que, aunque se produzca una infección posvacunación, la probabilidad de contraer la infección sigue siendo menor en personas que están vacunadas que en las no vacunadas. 


Si bien se producen infecciones posvacunación, los individuos completamente vacunados:


tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad sintomática


son mucho menos propensos a presentar enfermedad grave


están casi completamente protegidos de la muerte


también tienen menor probabilidad de transmitirlo a otras personas


Una paradoja importante que hay que entender es que, si bien queda claro que las personas completamente vacunadas tienen menos probabilidades de contraer la infección, una vez que aumenta la proporción de personas vacunadas en una población, entonces es probable que ocurran más casos en personas vacunadas que en las no vacunadas. La tasa de infección en aquellos que están vacunados seguirá siendo menor que en aquellos que no lo están porque hay más personas que están vacunadas, incluso una tasa menor resultará en números más altos para este grupo que para quienes no están vacunados. Esto no es evidencia de que la vacuna no funcione, es solo que se ha cambiado el denominador.


Al comparar las tasas de infección entre personas vacunadas y no vacunadas, también debemos tomar en cuenta los cambios de comportamiento entre los dos grupos. Una vez que las personas se vacunan, con justa razón su percepción del riesgo de contraer la enfermedad se reducirá, por lo tanto es menos probable que mantengan todas las demás estrategias para protegerse. También estamos viendo que varios países otorgan acertadamente libertades adicionales a las personas vacunadas para que puedan desplazarse e interactuar con otras personas. Esto supone que en realidad aumentan su riesgo de contraer la infección comparado con sus contrapartes no vacunadas, lo que significa que, si no estuvieran protegidos por la vacuna, en realidad tendrían una tasa mucho más alta de infección y de las complicaciones que se derivan de ésta.


· ¿Cuáles son los datos reales de países con altas tasas de vacunación que indican la capacidad de las vacunas de prevenir todas las infecciones comparados con la infección grave/muerte?


La eficacia y efectividad discutidas se relacionan con la enfermedad sintomática comprobada. No porque este sea el único efecto de la vacuna, sino principalmente porque estos fueron los resultados primarios medidos en los ensayos clínicos. Las reducciones en las infecciones son más difíciles de medir, por lo que durante un tiempo después de que comenzaran a obtenerse los resultados prometedores de los ensayos clínicos de la vacuna, todavía teníamos que decir que aún no sabíamos cuánto reducirían las vacunas las infecciones. Lamentablemente, algunas personas lo han interpretado como una afirmación de que las vacunas no previenen la infección, cuando dicha afirmación no podría estar más lejos de la realidad. En la actualidad, sabemos que estas vacunas reducen la infección gracias a:


Estudios con animales que demostraron una reducción en las tasas de infección así como una disminución en la carga viral generada en aquellos animales infectados, en algunos de ellos cerca del 100%.


Estudios de transmisión dentro del hogar, en los que se estableció una comparativa de la transmisión entre aquellas personas que habían recibido la vacuna y las que no, y que típicamente mostraron una reducción de entre el 40 y 60%.


Se calcularon los contagios asintomáticos, observándose una disminución de entre un 60 y 90%.


Al calcular la carga viral detectable en personas contagiadas, la reducción en la fragmentación del virus demuestra ser un sustituto de gran utilidad (no prueba definitiva) para la reducción de la transmisión, varios estudios han indicado que las vacunas actúan de este modo entre un 50 y 60%.


Si observamos el hecho que las personas vacunadas presentan menos síntomas y la duración de éstos es menor, tomando en cuenta que algunos de estos síntomas, como toser, contribuyen a la transmisión del virus, resulta lógico que las personas vacunadas tienen menores probabilidades de transmitir la infección


· ¿Se mantendrán las restricciones en Australia debido a las infecciones posvacunación?


Si tomamos en cuenta que las vacunas no impiden la infección en el 100% de los casos, lo más probable es que debamos mantener algunas estrategias de prevención en el futuro próximo. Esto podría significar que podemos aumentar el impacto de la vacuna para proteger de la infección a las personas de riesgo en la comunidad manteniendo también algunas de las estrategias básicas fundamentales de prevención que ya se han implementado y que demostraron ser de gran eficacia antes de tener acceso a las vacunas.  Entre ellas se encuentran el distanciamiento social, la higiene de las manos, la realización de pruebas y el aislamiento ante cualquier síntoma respiratorio, además del uso de mascarillas, especialmente en lugares de alto riesgo como viajes en avión o para aquellas personas que no puedan ser vacunadas por cualquier motivo. Si bien nuestro objetivo en estos momentos no es la erradicación, si adoptamos ciertas estrategias sencillas de prevención que deberían tener un impacto mínimo en la vida diaria de las personas, deberíamos esperar un elevado nivel de control. Si se vacuna a suficientes personas, las medidas más estrictas como restricciones en el control de fronteras y el confinamiento ya no serán necesarias.


· ¿Debemos preocuparnos por la aparición de nuevas variantes debido a las infecciones posvacunación?


Para que pueda producirse la mutación que da lugar a una nueva variante, el virus debe poder reproducirse en un huésped, es decir, personas infectadas. Cuantas menos personas entre la población sean susceptibles de convertirse en un huésped, menores serán las probabilidades de que se produzcan estas mutaciones. En efecto, las infecciones posvacunación implican que el riesgo de que surjan nuevas variantes difícilmente se reducirá hasta cero; no obstante, cuantas más personas estén vacunadas, menores serán las posibilidades de que aparezcan nuevas variantes. 


· ¿Cómo afectarán las infecciones posvacunación la forma en que Australia convivirá con el COVID en el futuro?


En mi opinión, esto significa que debemos aprender a convivir con el virus. Deberíamos centrar nuestra energía en controlar el virus en la mayor medida posible para que éste, así como las medidas de prevención necesarias para ejercer dicho control, tenga el menor impacto posible sobre nuestras vidas diarias. Creo que la mejor forma de lograr este objetivo es consiguiendo que la tasa de vacunación sea lo más elevada posible, y permitiendo que las personas vacunadas puedan disfrutar de las libertades adicionales que se merecen, dado que están protegidas. Asimismo, tendremos que usar algunas estrategias básicas para seguir reduciendo la transmisión, incluyendo el lavado de manos, el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la realización de pruebas a fin de que podamos rastrear la ubicación de los casos y reducir la oportunidad de que el virus siga propagándose. Esto, junto con mejores tratamientos que esperemos no estén ya demasiado lejos, significaría que siempre tendremos que estar atentos, pero debería permitirnos ganar terreno y minimizar las consecuencias que llegarían si este virus sigue avanzando. 


Dr. Roger Lord

Profesor titular (Ciencias Médicas) en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Católica Australiana, e Investigador Visitante en el Hospital Príncipe Carlos (Brisbane)

Conflicto de intereses: Ninguno

Cita obtenida del Centro Australiano de Medios de Comunicación Científicos 

Las infecciones por COVID-19 vuelven a aumentar en muchas partes del mundo. Estas infecciones posvacunación no implican un error, sino más bien una limitación en las vacunas de COVID-19 disponibles, ya que ninguna de ellas tiene una eficacia del 100%.


Asimismo, no existe actualmente correlación alguna de protección (nivel de concentración de anticuerpos o activación de células T para la protección) que pueda indicar la concentración necesaria para obtener protección a largo plazo, si esto se ha alcanzado en alguna persona en específico o cuánto tiempo durará. La vacunación por sí misma no es igual a inmunización.


Por tanto, no resulta sorprendente el hecho de que, en países con tasas de vacunación más elevadas, hayan contraído COVID-19 más personas vacunadas que no vacunadas. Si, por ejemplo, el 80% de la población tiene la pauta completa de vacunación y el 20% no está vacunado, estadísticamente hablando, un mayor número de personas vacunadas puede contraer el COVID-19.


El mensaje importante que debemos extraer de todo esto es que, a pesar de que una persona que haya completado la pauta de vacunación puede contraer COVID-19, los síntomas que experimentará no serán tan severos, y la probabilidad de hospitalización será menor.


Este es, en efecto, el caso del Reino Unido (UK), donde se ha alcanzado una elevada tasa de vacunación.


El número de casos por COVID-19 en el Reino Unido está creciendo debido a la emergencia provocada por la variante delta, cuya tasa de transmisión es mayor, sin embargo, el número de personas que requiere hospitalización sigue siendo bajo entre los individuos que ya han recibido la vacuna.


En Australia, donde las tasas de vacunación siguen siendo relativamente bajas, la transmisión de COVID-19 sigue siendo elevada y no disminuirá hasta que esté vacunado un mayor porcentaje de la población.


Una vez que un porcentaje significativo de la población haya sido vacunado, los confinamientos recurrentes serán cosa del pasado. Pero hasta que llegue ese momento, la población deberá seguir usando la mascarilla para ayudar a contener la transmisión del virus en la comunidad.



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