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A partir de mayo de 2021, no hay evidencia que sugiera que las vacunas contra la COVID-19 están llevando a una mejora dependiente de anticuerpos.
A partir de mayo de 2021, no hay evidencia que sugiera que las vacunas contra la COVID-19 están llevando a una mejora dependiente de anticuerpos.
Desarrollar anticuerpos después de una vacuna normalmente es algo esperado y positivo. Los anticuerpos (de las vacunas o de la recuperación de una infección previa) son clave para que nuestro sistema inmunitario combata adecuadamente un virus.
A veces, después de desarrollar anticuerpos contra una enfermedad, nuestro sistema inmunitario puede reaccionar exageradamente la próxima vez que se expone a la enfermedad. Este es un fenómeno muy raro llamado mejora dependiente de anticuerpos (ADE).
Los anticuerpos involucrados en la ADE no ayudan a la respuesta inmunitaria del cuerpo, pero en cambio, incluso podrían empeorar las cosas. La ADE aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle síntomas graves de una enfermedad cuando está infectada.
Los anticuerpos que conducen a la ADE funcionan como un “caballo de Troya” al dejar que el virus entre en las células y hacer que la respuesta inmunitaria sea hiperactiva. Permiten que el virus se adhiera a nuestras células, causando inflamación y una respuesta mejorada del sistema inmunitario.
Hasta el momento no se ha verificado la presencia de ADE como resultado de las vacunas contra la COVID-19.
En el pasado, se ha visto la ADE en respuestas de virus y vacunas:
- La fiebre del dengue y la implementación de su vacuna en Filipinas, en 2016 - Ensayos de vacunas contra el virus sincitial respiratorio (VSR) en niños de los Estados Unidos (EE.UU.), en 1967 - Una vacuna ahora rechazada que fue desarrollada para el sarampión en los EE.UU., en la década de 1960.
En el proceso de elaboración de las vacunas contra la COVID-19, los científicos desarrollaron estrategias de vacunas para evitar la ADE. Éstas incluyen:
- Dirigirlo específicamente a una proteína SARS-CoV-2 que era la que tenía menos probabilidades de causar ADE en el diseño temprano de la vacuna - Diseño de estudios en animales para la búsqueda de ADE después de la vacunación - Evaluación de pacientes en ensayos humanos y clínicos para observar la condición - Búsqueda de datos de vacunas contra la COVID-19 del mundo real para los casos
La mayoría de las vacunas contra la COVID-19 se dirigen a la proteína de pico en el virus de una manera definida que es de bajo riesgo. Las nuevas tecnologías de vacunas como el ARNm son más seguras y están diseñadas de formas científicamente más específicas que las vacunas más antiguas. Abrumadoramente, las personas vacunadas están mostrando protección contra los casos graves de COVID-19 y las hospitalizaciones. Esto probablemente no sucedería si se estuviera produciendo la ADE, porque es una condición aguda y muy grave que causaría una alarma médica significativa.
Fuera de las vacunas, cuando los pacientes con COVID-19 fueron tratados con plasma (que contenía anticuerpos contra el SARS-CoV-2), nunca se documentó que la enfermedad fuera más grave por la ADE y probablemente no ocurrió.
Sin duda, hay poca información y cierta preocupación sobre las “vacunas de células enteras inactivas”, como las desarrolladoras por China en respuesta a la COVID-19. Este tipo de vacuna incluye un ingrediente llamado “alumbre” que está destinado a mejorar las respuestas inmunitarias a la vacuna. El alumbre también se utilizó en las vacunas contra el sarampión y el VSR en la década de 1960, lo que ocasionó ADE. No se han registrado casos de ADE en los datos de ensayos clínicos de las vacunas de Sinovac y Sinopharm que se hayan documentado en la literatura revisada por pares.
Desarrollar anticuerpos después de una vacuna normalmente es algo esperado y positivo. Los anticuerpos (de las vacunas o de la recuperación de una infección previa) son clave para que nuestro sistema inmunitario combata adecuadamente un virus.
A veces, después de desarrollar anticuerpos contra una enfermedad, nuestro sistema inmunitario puede reaccionar exageradamente la próxima vez que se expone a la enfermedad. Este es un fenómeno muy raro llamado mejora dependiente de anticuerpos (ADE).
Los anticuerpos involucrados en la ADE no ayudan a la respuesta inmunitaria del cuerpo, pero en cambio, incluso podrían empeorar las cosas. La ADE aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle síntomas graves de una enfermedad cuando está infectada.
Los anticuerpos que conducen a la ADE funcionan como un “caballo de Troya” al dejar que el virus entre en las células y hacer que la respuesta inmunitaria sea hiperactiva. Permiten que el virus se adhiera a nuestras células, causando inflamación y una respuesta mejorada del sistema inmunitario.
Hasta el momento no se ha verificado la presencia de ADE como resultado de las vacunas contra la COVID-19.
En el pasado, se ha visto la ADE en respuestas de virus y vacunas:
- La fiebre del dengue y la implementación de su vacuna en Filipinas, en 2016 - Ensayos de vacunas contra el virus sincitial respiratorio (VSR) en niños de los Estados Unidos (EE.UU.), en 1967 - Una vacuna ahora rechazada que fue desarrollada para el sarampión en los EE.UU., en la década de 1960.
En el proceso de elaboración de las vacunas contra la COVID-19, los científicos desarrollaron estrategias de vacunas para evitar la ADE. Éstas incluyen:
- Dirigirlo específicamente a una proteína SARS-CoV-2 que era la que tenía menos probabilidades de causar ADE en el diseño temprano de la vacuna - Diseño de estudios en animales para la búsqueda de ADE después de la vacunación - Evaluación de pacientes en ensayos humanos y clínicos para observar la condición - Búsqueda de datos de vacunas contra la COVID-19 del mundo real para los casos
La mayoría de las vacunas contra la COVID-19 se dirigen a la proteína de pico en el virus de una manera definida que es de bajo riesgo. Las nuevas tecnologías de vacunas como el ARNm son más seguras y están diseñadas de formas científicamente más específicas que las vacunas más antiguas. Abrumadoramente, las personas vacunadas están mostrando protección contra los casos graves de COVID-19 y las hospitalizaciones. Esto probablemente no sucedería si se estuviera produciendo la ADE, porque es una condición aguda y muy grave que causaría una alarma médica significativa.
Fuera de las vacunas, cuando los pacientes con COVID-19 fueron tratados con plasma (que contenía anticuerpos contra el SARS-CoV-2), nunca se documentó que la enfermedad fuera más grave por la ADE y probablemente no ocurrió.
Sin duda, hay poca información y cierta preocupación sobre las “vacunas de células enteras inactivas”, como las desarrolladoras por China en respuesta a la COVID-19. Este tipo de vacuna incluye un ingrediente llamado “alumbre” que está destinado a mejorar las respuestas inmunitarias a la vacuna. El alumbre también se utilizó en las vacunas contra el sarampión y el VSR en la década de 1960, lo que ocasionó ADE. No se han registrado casos de ADE en los datos de ensayos clínicos de las vacunas de Sinovac y Sinopharm que se hayan documentado en la literatura revisada por pares.
Es importante distinguir que el virus de la COVID-19 no nos hace producir anticuerpos. El sistema inmunitario humano los produce como una reacción al patógeno de la COVID-19. Los anticuerpos que producimos después de la vacuna contra la COVID-19 ayudan a detener la circulación y mutación del virus. Los anticuerpos no generan variantes más fuertes o más dañinas.
Los datos sugieren que las personas no vacunadas son los principales productores de variantes virales. Algunas de estas variantes pueden evadir los anticuerpos en nuestros sistemas y que nos protegen contra la COVID-19. Afortunadamente, la mayoría de las vacunas son lo suficientemente efectivas para combatir la mayoría de las variantes circulantes.
Muchas publicaciones en redes sociales se han vinculado a temas como la ADE, además de otros temas relacionados con las vacunas. Una de estas publicaciones hace referencia a una cita inexacta hecha por el virólogo francés Luc Montagnier en una entrevista reciente para un documental llamado “Hold-Up”. En este videoclip, Montagnier dijo que después de que una persona es vacunada, el virus no se mata ni se neutraliza en realidad. En su lugar, el virus encuentra “otra solución” en forma de variantes. El virólogo también supuestamente declaró, “Lo ves en cada país; es lo mismo: la curva de vacunas es seguida por la curva de muertes”.
Muchos expertos en virología y epidemiología han señalado que esta afirmación es falsa. Las mutaciones son parte de la evolución natural de los virus y la COVID-19 comenzó a mutar antes de que las vacunas estuvieran en el mapa. Del mismo modo, las variantes de preocupación señaladas por la Organización Mundial de la Salud empezaron a surgir antes de que comenzaran las campañas de vacunación.
Si las vacunas causaran más variantes, veríamos un aumento de casos y variantes en conjunto en las regiones con altas tasas de inmunización. Los datos publicados de poblaciones altamente vacunadas han demostrado lo contrario: una disminución en los casos y menos personas que el virus pueda infectar, haciendo que el virus no pueda mutar más. Las vacunas también ayudan a mantener las variantes virales en un número limitado, no uno mayor.
Algunas falsedades en línea se basan en información histórica que compara virus y diseños de vacunación anteriores con la COVID-19. Es importante señalar que los científicos diseñaron deliberadamente sus vacunas contra la COVID-19 para evitar que se produzca la ADE. Las pruebas han demostrado que sus intentos han tenido éxito. Los datos más recientes publicados sobre la respuesta inmunitaria a la COVID-19 después de la vacunación no indican que se esté produciendo la ADE en las poblaciones inmunizadas.
Los datos disponibles sugieren que las personas no vacunadas son los principales productores de variantes virales, de éstas, algunas pueden evadir los anticuerpos. La mayoría de las vacunas son lo suficientemente eficaces para combatir la mayoría de los anticuerpos que circulan actualmente.
Es importante distinguir que el virus de la COVID-19 no nos hace producir anticuerpos. El sistema inmunitario humano los produce como una reacción al patógeno de la COVID-19. Los anticuerpos que producimos después de la vacuna contra la COVID-19 ayudan a detener la circulación y mutación del virus. Los anticuerpos no generan variantes más fuertes o más dañinas.
Los datos sugieren que las personas no vacunadas son los principales productores de variantes virales. Algunas de estas variantes pueden evadir los anticuerpos en nuestros sistemas y que nos protegen contra la COVID-19. Afortunadamente, la mayoría de las vacunas son lo suficientemente efectivas para combatir la mayoría de las variantes circulantes.
Muchas publicaciones en redes sociales se han vinculado a temas como la ADE, además de otros temas relacionados con las vacunas. Una de estas publicaciones hace referencia a una cita inexacta hecha por el virólogo francés Luc Montagnier en una entrevista reciente para un documental llamado “Hold-Up”. En este videoclip, Montagnier dijo que después de que una persona es vacunada, el virus no se mata ni se neutraliza en realidad. En su lugar, el virus encuentra “otra solución” en forma de variantes. El virólogo también supuestamente declaró, “Lo ves en cada país; es lo mismo: la curva de vacunas es seguida por la curva de muertes”.
Muchos expertos en virología y epidemiología han señalado que esta afirmación es falsa. Las mutaciones son parte de la evolución natural de los virus y la COVID-19 comenzó a mutar antes de que las vacunas estuvieran en el mapa. Del mismo modo, las variantes de preocupación señaladas por la Organización Mundial de la Salud empezaron a surgir antes de que comenzaran las campañas de vacunación.
Si las vacunas causaran más variantes, veríamos un aumento de casos y variantes en conjunto en las regiones con altas tasas de inmunización. Los datos publicados de poblaciones altamente vacunadas han demostrado lo contrario: una disminución en los casos y menos personas que el virus pueda infectar, haciendo que el virus no pueda mutar más. Las vacunas también ayudan a mantener las variantes virales en un número limitado, no uno mayor.
Algunas falsedades en línea se basan en información histórica que compara virus y diseños de vacunación anteriores con la COVID-19. Es importante señalar que los científicos diseñaron deliberadamente sus vacunas contra la COVID-19 para evitar que se produzca la ADE. Las pruebas han demostrado que sus intentos han tenido éxito. Los datos más recientes publicados sobre la respuesta inmunitaria a la COVID-19 después de la vacunación no indican que se esté produciendo la ADE en las poblaciones inmunizadas.
Los datos disponibles sugieren que las personas no vacunadas son los principales productores de variantes virales, de éstas, algunas pueden evadir los anticuerpos. La mayoría de las vacunas son lo suficientemente eficaces para combatir la mayoría de los anticuerpos que circulan actualmente.