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Ninguna de las vacunas contra la COVID-19 aprobadas para uso de emergencia contienen metales ni utilizan ninguna tecnología de radiación que emita altos niveles de campos eléctricos y magnéticos (CEM).
Ninguna de las vacunas contra la COVID-19 aprobadas para uso de emergencia contienen metales ni utilizan ninguna tecnología de radiación que emita altos niveles de campos eléctricos y magnéticos (CEM).
Los campos eléctricos y magnéticos (CEM) son áreas de energía que no podemos ver. Ejemplos de fuentes de CEM incluyen luz solar, microondas, teléfonos celulares, líneas eléctricas y redes inalámbricas.
Hay dos tipos de CEM. Uno se llama CEM no ionizante, que es radiación de bajo nivel que generalmente se considera inofensiva para los seres humanos. El otro se llama CEM ionizante, que es radiación de alto nivel que tiene el potencial de dañar las células humanas o el ADN. La luz solar es un ejemplo de fuente ionizante de CEM y todos los demás ejemplos anteriores son fuentes no ionizantes de CEM.
Sólo ciertos niveles de radiación pueden desencadenar altos niveles de CEM. Es importante destacar que ninguna vacuna aprobada para uso de emergencia contiene metales o tecnología de radiación que produzca tales niveles.
La vacuna Pfizer, por ejemplo, está compuesta de ARNm, lípidos, cloruro de potasio, fosfato de potasio monobásico, cloruro de sodio, fosfato de sodio dibásico dihidratado y sacarosa. Los ingredientes para la vacuna de Moderna son similares. Las vacunas de Johnson & Johnson y AstraZeneca también están hechas de ingredientes comunes para vacunas, pero usan una parte diferente del virus para que nuestros cuerpos lancen una respuesta inmunitaria. Ninguno de los ingredientes de ninguna de las vacunas son fuentes ionizantes o no ionizantes de CEM.
La radioterapia que se usa para tratar algunos cánceres utiliza rayos de alta energía como los rayos X para ayudar a destruir las células malignas. Se sabe que estos tipos de tratamiento son una fuente de CEM, pero los científicos han determinado que para muchas personas los beneficios del tratamiento de radiación superan los riesgos.
Todas las personas y objetos emiten algún nivel (generalmente bajo) de radiación CEM. En las personas, esto se debe a pequeñas corrientes eléctricas en nuestros cuerpos. Las corrientes provienen de reacciones químicas que forman parte de las funciones normales del cuerpo. Los niveles de los CEM de una persona pueden aumentar a raíz de una serie de cosas, como la radioterapia, los implantes metálicos, implantes de titanio, implantes auditivos y más. Al medir los CEM, incluso los objetos cercanos pueden activar una lectura alta. Ese es el caso incluso si está sólo un poco más cerca de un individuo con una lectura alta que de un individuo con una lectura baja.
Los campos eléctricos y magnéticos (CEM) son áreas de energía que no podemos ver. Ejemplos de fuentes de CEM incluyen luz solar, microondas, teléfonos celulares, líneas eléctricas y redes inalámbricas.
Hay dos tipos de CEM. Uno se llama CEM no ionizante, que es radiación de bajo nivel que generalmente se considera inofensiva para los seres humanos. El otro se llama CEM ionizante, que es radiación de alto nivel que tiene el potencial de dañar las células humanas o el ADN. La luz solar es un ejemplo de fuente ionizante de CEM y todos los demás ejemplos anteriores son fuentes no ionizantes de CEM.
Sólo ciertos niveles de radiación pueden desencadenar altos niveles de CEM. Es importante destacar que ninguna vacuna aprobada para uso de emergencia contiene metales o tecnología de radiación que produzca tales niveles.
La vacuna Pfizer, por ejemplo, está compuesta de ARNm, lípidos, cloruro de potasio, fosfato de potasio monobásico, cloruro de sodio, fosfato de sodio dibásico dihidratado y sacarosa. Los ingredientes para la vacuna de Moderna son similares. Las vacunas de Johnson & Johnson y AstraZeneca también están hechas de ingredientes comunes para vacunas, pero usan una parte diferente del virus para que nuestros cuerpos lancen una respuesta inmunitaria. Ninguno de los ingredientes de ninguna de las vacunas son fuentes ionizantes o no ionizantes de CEM.
La radioterapia que se usa para tratar algunos cánceres utiliza rayos de alta energía como los rayos X para ayudar a destruir las células malignas. Se sabe que estos tipos de tratamiento son una fuente de CEM, pero los científicos han determinado que para muchas personas los beneficios del tratamiento de radiación superan los riesgos.
Todas las personas y objetos emiten algún nivel (generalmente bajo) de radiación CEM. En las personas, esto se debe a pequeñas corrientes eléctricas en nuestros cuerpos. Las corrientes provienen de reacciones químicas que forman parte de las funciones normales del cuerpo. Los niveles de los CEM de una persona pueden aumentar a raíz de una serie de cosas, como la radioterapia, los implantes metálicos, implantes de titanio, implantes auditivos y más. Al medir los CEM, incluso los objetos cercanos pueden activar una lectura alta. Ese es el caso incluso si está sólo un poco más cerca de un individuo con una lectura alta que de un individuo con una lectura baja.
Los videos e historias que han estado circulando en línea con individuos que usan lectores CEM para mostrar lecturas CEM bajas en individuos no vacunados; lecturas de CEM más altas en dispositivos bluetooth y redes inalámbricas, y altas lecturas de CEM en el lugar del brazo donde los individuos fueron vacunados.
Cualquier lectura alta de los CEM probablemente se deba a otros factores como la radioterapia, un implante u otros dispositivos cercanos. Además, estas afirmaciones no tienen una base científica. Los “experimentos” realizados en los videos y las anécdotas no fueron controlados científicamente ni conducidos con rigor científico.
Las vacunas contra la COVID-19 se inyectan profundamente en nuestros músculos y, con el tiempo, los ingredientes se mueven a través de nosotros para fortalecer nuestro sistema inmunitario. Algunas personas pueden experimentar inflamación localizada y/o dolor en el brazo inyectado, que dura unos días y ha sido catalogado por los CDC como un posible efecto secundario temporal. Las personas no experimentarán radiación de CEM en el lugar de la inyección más allá del nivel normal, a menos que haya otros factores en juego, como la radiación para el cáncer o un implante.
Las proteínas magnetizadas o “magnetoproteínas” no están incluidas en los ingredientes de ninguna vacuna contra la COVID-19 autorizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un artículo de 2016 de The Guardian discutió las proteínas magnetizadas (“Magneto”) genéticamente diseñadas que fueron insertadas en un virus y luego puestas en animales vivos. Los científicos trataron de activar las células nerviosas en estos animales después de que la proteína pasó por un proceso de desarrollo complejo y de varios pasos en un laboratorio. Estos experimentos no se realizaron en seres humanos y no hubo intentos de activar los nervios en el cerebro de los seres humanos. Estas proteínas magnetizadas no se encuentran en las vacunas contra la COVID-19 autorizadas por la OMS. Las vacunas contra la COVID-19 no contienen ingredientes que puedan producir un campo electromagnético.
Los videos e historias que han estado circulando en línea con individuos que usan lectores CEM para mostrar lecturas CEM bajas en individuos no vacunados; lecturas de CEM más altas en dispositivos bluetooth y redes inalámbricas, y altas lecturas de CEM en el lugar del brazo donde los individuos fueron vacunados.
Cualquier lectura alta de los CEM probablemente se deba a otros factores como la radioterapia, un implante u otros dispositivos cercanos. Además, estas afirmaciones no tienen una base científica. Los “experimentos” realizados en los videos y las anécdotas no fueron controlados científicamente ni conducidos con rigor científico.
Las vacunas contra la COVID-19 se inyectan profundamente en nuestros músculos y, con el tiempo, los ingredientes se mueven a través de nosotros para fortalecer nuestro sistema inmunitario. Algunas personas pueden experimentar inflamación localizada y/o dolor en el brazo inyectado, que dura unos días y ha sido catalogado por los CDC como un posible efecto secundario temporal. Las personas no experimentarán radiación de CEM en el lugar de la inyección más allá del nivel normal, a menos que haya otros factores en juego, como la radiación para el cáncer o un implante.
Las proteínas magnetizadas o “magnetoproteínas” no están incluidas en los ingredientes de ninguna vacuna contra la COVID-19 autorizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un artículo de 2016 de The Guardian discutió las proteínas magnetizadas (“Magneto”) genéticamente diseñadas que fueron insertadas en un virus y luego puestas en animales vivos. Los científicos trataron de activar las células nerviosas en estos animales después de que la proteína pasó por un proceso de desarrollo complejo y de varios pasos en un laboratorio. Estos experimentos no se realizaron en seres humanos y no hubo intentos de activar los nervios en el cerebro de los seres humanos. Estas proteínas magnetizadas no se encuentran en las vacunas contra la COVID-19 autorizadas por la OMS. Las vacunas contra la COVID-19 no contienen ingredientes que puedan producir un campo electromagnético.